De acuerdo al Estatuto y Reglamento de Las Asambleas de Dios, son miembros de una Iglesia:
Los que hayan recibido a Jesucristo como Salvador participando del Bautismo en agua y en el Espíritu Santo.
Los que caminen en sujeción voluntaria al Señor Jesús por medio de su palabra dando buen testimonio y conducta.
Los que hayan demostrado ser fiel a Dios en sus diezmos y ofrendas, y estén involucrados en los diferentes ministerios al servicio de Dios y de los demás.